miércoles, 19 de enero de 2011

Cómo bañar a un gato

Los gatos pasan buena parte del día acicalándose el pelaje mientras reposan en un sitio cómodo -las escasas horas de vigilia en comparación con las horas que pasan durmiendo- por lo que se considera que son bastante higienicos y atentos a su limpieza corporal. Aunque siempre hay cosas que no dejaremos de hacer con los gatos con los que convivimos por mucha fama de limpios que tengan, como mantener la bandeja de arena aseada varias veces al día, así como limpiar legañas, suciedad en las orejas y mocos que no alcanzan a limpiarse.
bañar al gato
Se considera que los gatos aborrecen el agua y de hecho se utiliza el agua, mojando con un difusor, para disuadir a un gato de una determinada conducta (marcaje, arañazos, subirse hasta determinados lugares). Muchos gatos no tienen inconvenientes en mojarse para beber del grifo o para pasar la pata y acicalarse la cabeza, en casos tan singulares como en el de la raza gatuna Van Turco, pueden incluso animarse a nadar.

Los gatos se ensucian no obstante en ciertas zonas del cuerpo donde tienen dificil acceso a lametazos o no siempre se limpian bien (almohadillas, el bajo vientre o la zona genital), se pueden poner perdidos en alguna salida al exterior o también trasteando en casa. No es malo bañar al gato casero y cuando se rescata a un gato callejero, además de las pruebas sanitarias y la desparasitación, hay que darle un baño. Si el felino doméstico no se ha acostumbrado al baño desde pequeño, podemos evitar estres con algunas pautas.

Las pautas de precaución previas al baño consisten en cepillar al gato y comprobar si realmente necesita un baño o se le puede limpiar sin recurrir al agua jabonosa. Si nos hemos decidido por el baño, es bueno que el gato se encuentre descansando, nos aseguraremos de que tiene las uñas recortadas y lo tomaremos en brazos para ir al baño, cerrando la puerta.







Es importante que el baño esté cerrado para evitar persecuciones y que el gato salga corriendo mojando el suelo por la casa. Si tenemos una bañera con puertas correderas o una cabina (si es pequeña es incluso mejor) le podemos bañar allí. Tenemos que contar con un champú específico para gatos, que puede comprarse en una tienda o clínica veterinaria. Podemos llenar la bañera o la pila donde bañemos al gato con agua tibia hasta una altura que le llegue cerca de la tripa, pero que pueda chapotear con las patas.

Si el felino se resiste y protesta no sólo intentando escapar de la bañera sino con arañazos, es bueno que llevemos una protección, guantes y alguna chaqueta resistente de manga larga, nada de jerseys o prendas que pueda deshilar con sus garras. Lo que suele asustar al gato es que le mojen con la ducha, tratará de huir al escuchar el chorro de agua, es conveniente que le mimemos mientras le mojamos el pelaje antes de usar la ducha. Con un poco de champú vamos esparciéndolo y le masajeamos hasta que empiece a salir espuma en todas las zonas (lomo, barriga, patas, cola), teniendo cuidado en la cabeza evitando la zona de los ojos, hocico e interior de las orejas.

Cuando el gato esté bien enjabonado, podemos proceder a quitar el tapón de la bañera o bidé y aclarar bien con el chorro de agua de la ducha, usando agua caliente. Antes que dejar que se escape, le retendremos y con una toalla calentita le podemos llevar hasta una habitación para secarle con un masaje y dejarlo sobre la toalla para que se vaya secando a lametazos hasta recuperar el volumen del pelaje. Aparte de limpiar bien a nuestro compañero gatuno, lograremos que su pelaje huela muy bien, aunque el gato quiere volver a oler a gato cuanto antes. Para evitar que el felino pueda asociar el baño con una experiencia traumática podemos finalizar ofreciendo un premio, algo rico que le pueda gustar aparte del pienso rutinario.


bañar al gato


bañar al gato
Para los que quieran divertirse con un relato divertido, 'Bañar a un gato como arte marcial' extraido del libro 'Alegatos de los gatos' de Antonio Burgos:

"1. Debes saber que a pesar de que el gato tiene la ventaja de su velocidad y falta de consideración por la vida humana, tú tienes la ventaja de la fuerza. Aprovecha esa ventaja seleccionando la zona de combate. No trates de bañarlo en un espacio abierto donde te obligaría a perseguirlo. Escoge un baño muy pequeño. Si tu baño tiene más de cuatro pies cuadrados, es recomendable que te metas en la cabina del baño con el gato y cierres las puertas correderas como si fueses a darte una ducha. (Una simple cortina de ducha no funcionará. Un gato iracundo puede hacer trizas una cortina de baño de tres gomas pegadas más rápido que o que tarda un político en tomar posiciones.)

2. Un gato tiene garras y no dudará en levantarte toda la piel del cuerpo con ellas. Tu ventaja es que eres elegante y sabes cómo vestirte para protegerte. Es recomendable un mono de lona encajado en botas de caña alta, un par de guantes de cota de malla, un casco del ejército, una máscara facial de hockey y una chaqueta de mangas largas.

3. Usa el factor sorpresa. Coge a tu gato con indiferencia, como si fueses a llevarlo a su plato de comida. (Los gatos no notarán tu extraña indumentaria. Tienen poco o nulo interés en las reglas de la moda.)

4. Una vez estés en el baño, la velocidad es esencial para tu supervivencia. En un sencillo y líquido movimiento, cierra la puerta del baño, entra en la cabina de baño, cierra las puertas correderas, moja al gato y échale champú. Acabas de comenzar uno de los cuarenta y cinco segundos más salvajes de toda tu vida.

5. Los gatos no tienen agarraderas. Añade el hecho de que está jabonosamente resbaladizo, y el problema estará radicalmente ensamblado. No esperes poder sujetarlo más de dos o tres segundos cada vez. Cuando lo tengas debes recordar darle otra pasada de champú y frotar como loco. Él entonces escapará y caerá de nuevo en el agua, él mismo saltará fuera. (El récord nacional para gatos es tres enjabonados, así que no esperes demasiado.)

6. Entonces el gato debe ser secado. Los bañadores de gatos novatos siempre asumen que esta parte será la más difícil. De hecho, el secado es simple comparado con lo que acabas de pasar. Eso se debe a que ahora el gato está semipermanentemente asfixiado por tu pierna derecha. Sencillamente quita el tapón del sumidero con un pie, alcanza la toalla y espera. (Ocasionalmente el gato terminará agarrado a lo alto de tu casco. Si eso ocurre, lo mejor que puedes hacer es agitarlo para que caiga y convencerlo de que se enganche en tu pierna.) Después de que la bañera se haya vaciado es bastante simple alcanzar al gato y secarlo. En un par de días el gato se relajará lo suficiente para ser separado de tu pierna. Normalmente no dirá nada durante tres semanas y pasará mucho tiempo sentado dándote la espalda. Él incluso pudiera volverse psicocerámico y desarrollar la postura fija de una figura de yeso. Deberás asumir que está enfadado. Ése no es el caso usual. Normalmente él está sencillamente rumiando formas de atravesar tus defensas y lesionarte de por vida la próxima vez que decidas darle un baño. Pero al menos ahora huele bastante mejor.

Hay que añadir que el gato, recién bañado, no se lame y relame hasta secarse completamente con la toalla de ducha de su lengua porque esté mojado. No. En absoluto. Al gato le trae sin cuidado la humedad; lo que le preocupa es ese espantoso olor a limpio que le ha quedado. No es que el gato se esté secando a lengüetazos: es que se está quitando ese horroroso olor a bebé recién bañado que le hemos dejado con el champú, la espuma y los cariños. El gato quiere volver a oler a gato cuanto antes y dejarse de esas tonterías."

Morales R. Karelis
C.I 18089995
CRF

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